Control de la ira
La ira forma parte de la llamada “respuesta de ataque o huida”.
Se trata de una reacción para ayudarnos a sobrevivir, que suele desencadenarse al percibir que estamos siendo amenazados.
La ira aparece cuando se hace una mala gestión de la emoción del enfado.
Podemos considerar que existe una buena gestión del enfado que nos puede ayudar a:
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Detectar y resolver problemas.
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Conseguir nuestras metas.
- Eliminar o superar los obstáculos que nos impiden alcanzarlas.
Esa forma de enfado nos resultaría beneficioso a corto y largo plazo.
Sin embargo, la ira es negativa ya que la experimentamos en forma excesiva, demasiado intensa o sin control sobre ella.
En esos casos, no conseguimos analizar la situación, considerar otras opciones de respuesta y elegir la que más nos conviene.
Con frecuencia nos encontramos que en la falta de control de ira se tratan de personas que se relacionan con los demás de manera pasivo- agresiva.
No expresan su malestar hasta que éste es tan grande que sale de forma descontrolada y destructiva
Trabajar la autoestima, la asertividad, técnicas de relajación y autocontrol en estos casos será fundamental
La ira excesiva o descontrolada es muy perjudicial, tanto a nivel personal como en nuestras relaciones sociales, que pueden resultar muy deterioradas por ella
A través de terapia, podemos aprender a controlar nuestra ira, para mantenerla en niveles deseables.