Duelo

Terapia de Duelo

El duelo se puede definir como el conjunto de emociones, pensamientos y conductas que aparecen ante la pérdida de algo o alguien que nos es querido; se trata de una respuesta normal y de adaptación del ser humano ante una pérdida importante.

El proceso del duelo generalmente comienza con la pérdida y termina con la aceptación de la nueva realidad o situación.

Clásicamente se han descrito 3 fases (Lindenmann, Brown, Schulz), aunque actualmente sabemos que el doliente puede pasar de una fase a otra o volver a la anterior. Es un proceso complejo y dinámico:

Fases del duelo

Fases
del duelo

  • Fase inicial o de evitación:

    Reacción normal y terapéutica. Surge como defensa y perdura hasta asimilar la pérdida. Caracterizada por incredulidad, incluso negación y un marcado sentimiento de tristeza. Esta fase puede durar desde horas hasta varios días, y puede volver a aparecer a lo largo del proceso de duelo.

  • Fase aguda:

    Se caracteriza por: rabia, tristeza, insomnio, debilidad, agotamiento, culpabilidad, intensa añoranza e incluso búsqueda de la persona fallecida, sueños y pensamientos sobre el difunto, alteración importante de los hábitos de alimentación, apatía, pérdida de interés por lo que sucede en su entorno e introversión.

    La realidad de la pérdida comienza ya a establecerse y la sensación de que los recuerdos son sólo eso, produce desasosiego. Esta fase puede durar varios meses e incluso años aunque entonces de una forma más atenuada.

  • Resolución:

    Fase final, gradual reconexión con vida diaria. Los recuerdos de nuestra persona querida traen sentimientos cariñosos, mezclados con tristeza, en lugar del dolor agudo que embriaga y paraliza. Se comienza a recuperar el interés por otras actividades y su vida ya empieza a tener una nueva rutina laboral y personal.

La intensidad y duración del proceso de duelo, sobre todo en la fase inicial, dependerá de las circunstancias de la muerte, si es una pérdida más o menos  inesperada o fulminante , etc.

Si el fallecimiento se produce repentinamente, el “estado de shock” y la incredulidad pueden durar mucho tiempo; si es algo que ya se esperaba desde hacía tiempo (duelo anticipatorio), gran parte del proceso ya se ha realizado cuando se produce el fallecimiento.

Proceso para el Duelo

El proceso de duelo normal puede oscilar entre seis meses y un año, pero algunos signos y síntomas pueden persistir mucho más y es posible que algunos sentimientos, conductas y síntomas relacionados persistan durante toda la vida.

Por lo general, los síntomas agudos del duelo se van suavizando a partir del primer mes posterior a la pérdida, a partir del cual, y de manera progresiva, la persona vuelve a ser capaz de dormir, comer y realizar sus actividades cotidianas. Esto siempre estará condicionado, como se comentaba anteriormente, por las circunstancias que rodeen al fallecimiento.

El hablar de la persona fallecida sin dolor es un indicador de que la persona ha gestionado adecuadamente el duelo.

El duelo complicado sucede cuando hay evitación o retraso en la aparición del dolor, o cuando hay emociones excesivamente intensas y duraderos. En estos casos, es aconsejable acudir a un especialista para recibir tratamiento psicológico.

¿Cómo trabajamos el duelo?

El objetivo en el duelo no resuelto es que la persona pueda aceptar finalmente la pérdida e integrarlo de manera que le permita seguir queriendo a su familiar fallecido de una manera que no lo domine, ni limite, sino desde emociones serenas que le permitan continuar con su vida de manera saludable

como trabajamos el duelo

1

Aceptar la pérdida

Entender que nuestro familiar o amigo ha fallecido. Esto es complicado porque a veces la persona continúa viviendo como si en cualquier momento la persona fallecida fuera a aparecer , esto es una herida sangrante que se refleja en forma de tsunamis de dolor. Puede por otro lado que la persona esté desviando su dolor hacia una lucha llamada negación, donde en lugar de aceptar la pérdida se enfrasca en la búsqueda de culpables y posibles soluciones en lugar de contemplar y aceptar la realidad, la única forma de poder continuar con su vida.

2

Trabajar las emociones

El proceso de duelo acarrea una gran cantidad de emociones muy dispares y todas ellas muchas veces díficiles de gestionar. Hay que acompañar en estas emociones, validando todas ellas y encontrando un sentido de porqué y para qué están ahí.

3

Aprender a vivir sin nuestra persona fallecida

A nivel emocional pero también desde la perspectiva más práctica, ya que hay que aprender a realizar tareas de las que antes se encargaba el familar fallecido. Habrá también que retomar poco a poco las actividades rutinarias como son el trabajo y otras responsabilidades. El psicólogo ayudará facilitand la elaboración de estrategias y herramientas de afrontamiento

4

Continuar con la vida

Volver a mirar al futuro con una la nueva visión de esta realidad integrada